La Luna desempeña un papel importante en el flujo y reflujo de las mareas. Al orbitar alrededor de la Tierra, ejerce una fuerza gravitatoria sobre el planeta. Esta fuerza crea una protuberancia de marea en el lado de la Tierra orientado hacia la Luna, así como una segunda protuberancia en el lado opuesto de la Tierra.
La atracción gravitatoria de la Luna crea una “marea alta” cuando el agua es atraída hacia las dos protuberancias, provocando una subida del nivel del mar. Cuando la Tierra gira y la Luna se desplaza a una posición diferente, la fuerza gravitatoria se debilita y el agua fluye de nuevo hacia el centro del océano, creando una “marea baja”.
La posición del Sol también influye en las mareas, pero su fuerza gravitatoria es más débil que la de la Luna. Cuando el Sol, la Luna y la Tierra están alineados, como durante una luna llena o nueva, la fuerza gravitatoria es mayor, lo que provoca mareas altas más altas (mareas vivas) y mareas bajas más bajas (mareas muertas).
En general, la fuerza gravitatoria de la Luna es el principal motor de las mareas, mientras que el Sol desempeña un papel secundario. El ciclo de las mareas se repite aproximadamente cada 12,5 horas, durante las cuales se producen dos mareas altas y dos mareas bajas.