Los ciclones tropicales y los huracanes son sistemas meteorológicos poderosos que pueden causar daños y destrucción significativos. Estas tormentas se forman típicamente en los trópicos y se mueven hacia latitudes más altas, afectando áreas como el Golfo de México y el sureste de los Estados Unidos. Sin embargo, un hecho peculiar sobre estas tormentas es que ningún ciclón tropical o huracán ha cruzado nunca el ecuador.
La razón de esto es el efecto Coriolis, un fenómeno que hace que los fluidos, como el aire y el agua, se curven a medida que se mueven sobre la superficie terrestre. Este efecto es causado por la rotación de la Tierra y es más prominente en latitudes más altas. En el hemisferio norte, los objetos tienden a desviarse hacia la derecha, mientras que en el hemisferio sur, se desvían hacia la izquierda. El efecto Coriolis es la razón por la cual los huracanes en el hemisferio norte giran en sentido contrario a las agujas del reloj, mientras que los del hemisferio sur giran en sentido horario.
Los ciclones tropicales y los huracanes requieren un conjunto determinado de condiciones para formarse, como temperaturas oceánicas cálidas, aire húmedo y baja cizalladura del viento. Estas condiciones se encuentran típicamente en los trópicos, donde el efecto Coriolis no es lo suficientemente fuerte como para causar una desviación significativa en la trayectoria de la tormenta. Sin embargo, a medida que la tormenta se mueve hacia latitudes más altas, el efecto Coriolis se hace más fuerte, lo que hace que la tormenta se curve lejos del ecuador.
Además, el efecto Coriolis es cero en el ecuador, lo que significa que no hay ninguna desviación en la trayectoria de la tormenta. Como resultado, cualquier tormenta que se acerque al ecuador se debilitará y eventualmente se disipará. Es por eso que ningún ciclón tropical o huracán ha cruzado nunca el ecuador.
Imagen por: Dr. Robert Rohde
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