El 1 de enero de 2023, Europa experimentó temperaturas máximas sin precedentes, y algunos países registraron temperaturas muy superiores a la media para esta época del año. Este fenómeno meteorológico extremo estuvo probablemente influido por el cambio climático, ya que el aumento de las temperaturas globales provocó olas de calor más frecuentes e intensas en muchas partes del mundo.
Las altas temperaturas tuvieron varias consecuencias, como el aumento de la contaminación atmosférica, la sobrecarga de la red eléctrica al encender la gente los aparatos de aire acondicionado para refrescarse y un mayor riesgo de incendios forestales en algunas zonas. Además, la ola de calor causó molestias y problemas de salud a muchas personas, especialmente a los ancianos y a quienes padecían enfermedades preexistentes.
Aunque esta ola de calor fue un fenómeno temporal, sirve para recordar la urgente necesidad de hacer frente al cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Reduciendo las emisiones de dióxido de carbono podemos prevenir fenómenos meteorológicos extremos similares en el futuro.
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